lunes, 18 de julio de 2011

El Sudor

    Estoy nervioso y ansioso porque llegue la hora y el garito, una especie de pequeña bodega convertida en club de Rhythm & Blues, esta abarrotado como siempre y aun mas cuando tocan ellos. Hacia tiempo que se había corrido la voz y cada vez que tenían bolo los garitos se llenaban, pero yo sabia algo que los demás tal vez no. En La Coquette suceden los mejores espectaculos de musica en vivo, la tensión se puede cortar con un cuchillo, o a lo mejor es necesaria una sierra, porque el ambiente es muy pesado; lleno hasta la bandera media hora antes del inicio, la humedad del alcohol, de la gente en verano y las ganas de bailar, se produce una situación solo comparable a la expectación de un buen combate de boxeo antes de su inicio. Y llegan ellos, se acomodan en el poco espacio disponible en lo que no se puede llamar ni escenario y con una sonrisa fulgurante, el guitarrista se gira al batería, le marca con el pie y empiezan a tocar.
Nos atropella un tren de mercancías.
     Poco a poco van desgranando sus temas cuidadosamente seleccionados en el momento (algo necesario, pues cada publico es un mundo y hay que adaptarse a lo que toque, a los ánimos, y al ritmo de la sed de la gente), bastante caña, algún tema lento y después de despistarnos BAM!!! el temazo. Lo habia escuchado muchas otras veces tocado por ellos, un grasiento R&B al borde del Funk original de Johnny Otis ligeramente mas rápido y con su toque personal, pero hoy... hoy era diferente. Siguiendo el dictado de la letra, en mitad de la canción el armonicista le pregunta a una chica que cual es su edad y le pone el micro cerca de la boca; ella, muerta de verguenza hace como que no se da por aludida, pero el insiste, a lo que ella le responde algo inteligible para los demas por el bajo volumen (intencionado) de su voz. Lo que siguió a continuación, para cualquier persona que toque un instrumento o sea un gran aficionado a la música, solo puede ser reconocido con una expresión facial boquiabierta y de admiración.
     El guitarrista se giro, miro al batería y al bajista y con un leve gesto, empezaron a tocar tan bajo que a la chica se la oía perfectamente sin micrófono; eso es algo muy complicado, sin perder el ritmo, sobre todo para el batería, pero ahí estaban y lo consiguieron; le sacaron la edad a esa morena, que no dudó ni un segundo en irse con el interrogador a disfrutar de la noche después del concierto, porque eran otros tiempos, en los que no importaba otra cosa.
Nada mas que disfrutar.



Los Reyes del KO, Gruta 77.                Foto Nacho Manzano






Nachete

Agradecimientos: Marcos Coll, Missisippi saxophone; Adrian Costa, voice and guitar; Javi Vacas, bass; Antonio "Pax" Alvarez, drums.

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